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Panel Introductorio

 

“Al comenzar, tengo que manifestar mi emoción al enfrentarme con el libro más misterioso y terrible de cuando se han escrito. Y a la vez interpretado por el arte más exasperado y elemental, con todos los fuegos y desmesuramientos expresivos que es capaz de representar una imaginación milenarista, servidora del texto apocalíptico” (J. Camón Aznar)

El Apocalipsis (La Revelación) es uno de los libros sagrados más misteriosos de la Humanidad, tanto por su contenido, como por su propia autoría. Generalmente atribuido a Juan (el discípulo amado y el autor del Evangelio), refugiado en Patmos, los especialistas tienen serias dudas sobre dicha autoría y han llegado a considerar que fue obra de al menos dos escritores.

Beato, nació aproximadamente en el año 730 y murió en el 798, fue abad del monasterio de San Martín de Liébana, capellán de Osinda, mujer del rey Silo (rey de Oviedo de 775 a 783). Beato y su discípulo Eterio se enfrentaron a Elipando, arzobispo de Toledo, y a Felix, obispo de Urgel, que seguían el adopcionismo, teoría que fue rechazada en los concilios de Ratisbona, de Friul y en el Sínodo de Francfort, convocados por Carlomagno. Pero la importancia de Beato se debe sobre todo a ser el autor de unos Comentarios al Apocalipsis, en donde se retenían todas las aportaciones de los comentaristas anteriores (Victorino de Pettau, San Agustín, San Jerónimo, el donatista africano Ticonio, Primasio de Hadreumet, Apringio obispo de Beja en el 531, Beda muerto en el 735, los teológos carolingios Ambrosius Autbertus, Alcuino y Haymo von Halbertadt, Ireneo y San Isidoro).

Los Comentarios de Beato fueron copiados y miniados por los escritorios de diversos monasterios durante varios siglos. Se convirtió en la obra cumbre de nuestra cultura.

 

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